Diario de un apátrida

"Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar".

Amigo Dragó, te equivocas

Querido diario:

Errar es humano. Equivocarse símbolo de humanidad. Y mi admirado Dragó es humano. Por ello considero que mañana va a cometer un error, al votar en las elecciones europeas que se celebran mañana.

Tal y como cuenta eufórico en su blog en El Mundo, mañana va a depositar su papeleta en la urna a favor de UPyD. Considero que esto es un error no porque vaya a votar a UPyD, que de hecho era mi opción de voto hasta hace unos días, tal y como conté en la anterior entrada. Lo considero un error porque ha caído en la trampa que los partidos nacionales han tendido: enfocar las elecciones al Parlamento Europeo en clave nacional. Y no, no son, por mucho que se insista, a Rajoy ni a Zapatero a quien se juzga.  Se juzga la actual Europa. Y la actual Europa merece sufrir un terremoto abstencionista.

Por ello votar a UPyD (en concreto a Sosa Wagner, no a Rosa Díez) pretendiendo castigar a PP y PSOE en unas elecciones donde se decide el destino del burócrata europarlamento es un error. Votar mañana, simplemente, ya es un error. Y espero y deseo que mañana haya un bajísimo porcentaje de ciudadanos que yerren.  Por el bien de Europa.

No voy a votar en las elecciones

Querido diario:

Sé que te va a extrañar, pero por primera vez en mi vida no voy a votar en unas elecciones. Sí, ya sé que siempre he defendido que votar es un deber democrático, y he atacado a los que por holgazanería no votaban.  Pero estos últimos años me han cambiado. Me he vuelto más razonable y racional.

De hecho tenía desde hacía meses decidido mi voto hacia UPyD. Quería castigar al PSOE/Gobierno por su nefasta gestión y sus actitudes de matón, y al PP por su deriva hacia ningún lado, su abandono de cualquier tipo de ideal, y si rechazo público y privado hacia todo lo que huela a liberalismo. El voto a UPyD, aunque tapándome la nariz, era el más útil.

Pero en un flash mental reaccioné y cobré conciencia de que estas no son unas elecciones en clave nacional, sino continental. Es decir, lo que se vota es la composición del futuro Parlamento Europeo. Y aunque en todos los países las elecciones se hayan planteado en clave nacional , este no es el objetivo de la convocatoria.

Por ello, puesto que no creo en esta Europa liberticida, derrochadora, sinvergüenza, corrupta y burocrática que se ha construido, sino en una Europa libre de ciudadanos libres, no voy a votar en las próximas elecciones al Parlamento Europeo.  Espero que la elevada abstención prevista haga recapacitar a los burócratas que han destruido el sueño europeo.

Los españoles y el tenis

Querido diario:

Este fin de semana he vuelto por España. Tenía un compromiso ineludible y además quería asistir a la final del Open de tenis en Madrid. La suerte quiso que en dicha final se enfrentaran Rafael Nadal y Roger Federer, números uno y dos del ranking mundial de mejores tenistas. Llegué el domingo a la Caja Mágica esperando disfrutar de una gran tarde de tensión y buen tenis.

Pero no fue así. Y no sólo porque Nadal estuviera bajo mínimos y Federer lo barriera (literalmente) en una hora y media. No fue así porque mientras estaba disfrutando en directo de la final del Masters 1000 de tenis el público insistía en recordarme una y otra vez que estaba en España.

Debe ser que los españoles, cuando asisten a un partido de tenis se creen que están en un campo de fútbol, dónde todo, absolutamente todo está permitido, entre otras cosas los berridos, rebuznos y ladridos. Los españoles desconocen que en el tenis el silencio es fundamental y los tenistas necesitan concentración absoluta. De hecho, muchos de los berridos que supuestamente debían animar a Nadal lo único que hacían era desconcentrarle.

Según fuentes de la organización la propia ATP se quejó del comportamiento del público (¿rebaño?) español durante el partido. De vergüenza…

Vivir del cuento

Querido diario:

En España todo el mundo aspira a vivir del cuento. De hecho, basta con abrir las páginas de cualquier periódico español o de visualizar cualquier noticiario de cadenas generalistas para darse cuenta de ello. Nadie es responsable de nada, nadie se mueve por nada, y el único motivo por el que se abandona el sillón y la caña es para conseguir que otros, todos los demás (encarnado por el perfil del “papá Estado”) les saquen las castañas del fuego.

No, no estoy hablando de los actores y demás intelectualoides subvencionados (aunque también entran aquí). De ellos ya se ha dicho y escrito todo y además no sería nada original esta entrada. Me refiero a los ¿trabajadores? por cuenta ajena de empresas en crisis. Hoy el noticiario de Antena 3 era un rosario de absurdos: que si los empresarios de las distintas empresas de lo naval se manifestaban violentamente para que el gobierno les garantizara el puesto de trabajo (aunque no trabajen, claro está) y el sueldo (¿¿??),  que si las trabajadoras cierta empresa gallega se manifestaba para que la junta (o Xunta) del recién coronado cacique gallego les proporcionara ayudas para seguir (supongo) operando en pérdidas, y un largo etc.  Claro, que después de las ayudas que el gobierno de Zapatero ha proporcionado a bancos y empresas de la automoción, no me extraña que todos se quieran subir al carro del morro, aunque el carro ya no pueda andar más.

Hoy me ha venido a la cabeza la siguiente cita que leí en “El último boy scout”: “La diferencia entre España y Estados Unidos es la misma que entre Los Lunes al Sol y En Busca de la Felicidad”. Qué gran verdad.

Por lo que luchan los jóvenes españoles

Querido diario:

¿Sabes qué es lo que motiva a los jóvenes españoles? ¿Sabes qué es lo que mueve a la juventud hispana? ¿Acaso se movilizan contra la violencia terrorista en el País Vasco? ¿O ante la imposición facciosa del catalán en Cataluña o Baleares? ¿Para que se reduzca el control del Estado en sus vidas? ¿La eliminación de la burocracia? ¿O simplemente por un futuro mejor?

No, querido diario. Los jóvenes españoles se reúnen, movilizan, atacan y destruyen todo lo que encuentran a su paso simplemente para poder emborracharse.

¿Qué no me crees? Mira, mira…

Pepiño ministro

Querido diario: España da risa. Risa y pena. La corte de bufones gubernamental no tenía bastante con la ministra Aído, y esta semana han añadido a uno más que está destinado a desbancar a “la miembra”. Se trata del afable, culto, informado, mesurado y de opiniones siempre meditadas y ponderadas, Pepiño Blanco.

Los españoles están empezando a darme pena. Creo que no se merecen tanto. ¿O sí?

España tiene salvación

Querido diario: España tiene salvación, o eso quiero creer. Flotando en un mar de indignidad y deriva existe una pequeña barca con rumbo cierto y tripulantes de firmes convicciones, capitaneados por el que, aunque culpable de parte de la actual situación y responsable de numerosos errores durante su mandato, sigo considerando el mejor presidente del gobierno que ha tenido España. Se trata de la Fundación FAES.

Son los únicos en toda España que hablan con criterio y combaten la corrección política. Son los únicos en España que defienden algo de liberalismo y combaten a la socialdemocracia. Son los únicos que alertan de la islamización europea, de las mentiras retrógradas del cambio climático y de las virtudes del capitalismo. Son los únicos que publican libros contrarios a la corriente dominante de pensamiento. Y son los únicos que defienden la libertad económica, de mercado e individual.

No en vano son vilipendiados por todos en general, y por el partido que se supondría más tendría que defender dichas ideas en particular.

Son los únicos, pero son pocos.

Pais de mierda

Querido diario: hace unos meses un grupo de israelíes españoles lanzaron una campaña para intentar limpiar el nombre y la imagen de Israel en España. Para ello lanzaron un vídeo cuyo propósito era intentar hacer recapacitar a los españoles sobre la opinión que de aquel país se tiene (equivocada e injusta) y las noticias que de esa zona del mundo día tras día llegan a España (modificadas por el cristal del progresismo mass-media español). El vídeo era el siguiente:

De lo que los autores del vídeo no  se percataron es que con dicho vídeo, lleno de noticias ciertas, dibujaban la cruda realidad española. De hecho, lo que consiguieron no fue hacer recapacitar a los españoles sobre Israel (imposible), sino que éstos se enojaran por el contenido de dicho vídeo (ya se sabe, la verdad duele, y la autocrítica no existe en el diccionario de los españoles) y arremetieran contra los autores de la campaña.

¿Qué cabía esperar? Cualquier otra reacción hubiera supuesto para mí una sorpresa.

Por cierto, muy buena campaña.

Apátrida

Fernando Sánchez Dragó dijo una vez allá por mayo de 2007, cuando presentaba el Diario de la Noche de Telemadrid, que si Zapatero volvía a ganar las elecciones él se iba de España.

Y Zapatero ganó. Tras una de las legislaturas más lamentables que haya tocado vivir, el peor presidente del gobierno de la historia de España ganó las elecciones. Y las ganó no sólo porque en frente tenía a la peor oposición (también) de la historia, sino porque los españoles (concluí) carecen totalmente (es inútil engañarse) del más mínimo sentido crítico, visión, o aspiraciones. Las generalizaciones son siempre injustas y erróneas, pero incluso aunque conozca excepciones, ésta (la generalización) se ajusta bastante a la realidad.

Semejante acontecimiento me abrió los ojos y encontré la razón de mi desasosiego: tomé conciencia de lo que me rodeaba, de lo que era realmente España, de cómo eran los españoles, y del no-futuro que esperaba a ese cuasi fallido país. Y mi visión de España no difería mucho de la que Dragó reflejó en su libro «Y si habla mal de España… es español«.
Leer aquel libro fue para mí como un rescate espiritual, pasando del mundo de las sombras a la luz. Todo lo que mi subconsciente escondía se reflejaba fielmente en aquel libro, incluso cuando estaba en desacuerdo con su autor. Entonces recordé sus palabras de mayo de 2007… y empezó mi huída de España.

Finalmente lo conseguí. Desde hace unos meses tengo mi residencia en el extranjero, aunque no paro mucho en ella ya que voy de acá para allá con mi maleta a cuestas descubriendo mundos, enriqueciendo mi persona y mi pasaporte. Y no hay nada como viajar, como conocer mundo, como vivir en el extranjero, para que todos los tópicos a los que nos tenían acostumbrados se caigan uno tras otro, uno tras otro. Pero el principal tópico derrotado, el que ha resultado más dañino, el que ha conformado ese carácter de pasota conformista y gandul en los españoles y del que incluso yo era (repito, era) un firme defensor,  ha sido el de “como en España no se vive en ningún sitio”. Efectivamente, ese tópico define muy bien a los españoles, incapaces de buscar algo mejor en la vida, creyéndose siempre el ombligo del mundo y que les permite vivir en su autoinculcada complacencia.

La razón por la que hablo de los españoles en tercera (o segunda, según el caso) pero no en primera persona es simplemente porque ya no soy español. Permitidme explicarme: lo soy según mi pasaporte y mi DNI, lo soy según mi lugar de nacimiento, pero mi alma no lo es. Corrijo, mi alma ya no lo es. Es por ello también que no me considero exiliado, como se consideran muchos otros que escriben blogs desde el extranjero. Yo simplemente me considero apátrida, sin patria, “stateless person”. Según la Wikipedia una de las razones por las que existen los apátridas es por la desaparición del Estado al que pertenecían. Bien, precisamente el Estado como institución no es lo que ha desaparecido (¡ojalá!) pero sí el Estado como país.

De todo eso versa este blog. De ese terruño llamado España al que antes pertenecía y del que he huido… ¿quizás para siempre? A lo largo de este blog voy a ir desgranando las miserias de ese país donde la envidia, el caradurismo y la sinvergonzonería es el pan nuestro (suyo) de cada día. No aspiro a que me quieran, ni siquiera aspiro a que me lean. Pero si con este blog consigo despertar de ese letargo a mis excompatriotas, bienvenido sea.

No se me enfaden mucho.