Diario de un apátrida

"Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar".

Archivo de septiembre, 2009

Por lo que luchan los jóvenes españoles (2, y las que vendrán)

Querido diario:

Hace unos meses te hablaba de a lo que aspiraban los jóvenes españoles, lo que les movía, lo que les hacía alzarse en armas. La respuesta era obvia: emborracharse. Pues bien, si cabe, las cosas han ido a peor. Al menos en aquella ocasión no quemaron la casa de los vecinos de Béjar.

No me extraña que el 14% de los jóvenes españoles no tenga ni estudios ni trabajo. Para beber, emborracharse, agredir, violar, jactarse, atacar, quemar o matar no hacen falta ninguna de las dos cosas.

Los españoles son felices

Querido diario:

Una de las noticias que más me ha llamado la atención este verano es el resultado de un estudio según el cual los españoles son los europeos más felices.

La razón es obvia: las claves para la felicidad son la ignorancia (o el no conocer nada más que a lo que se está acostumbrado, que obviamente pasa a convertirse en lo mejor) y la falta de aspiraciones (da igual que la democracia derive a dictadura o la economía se hunda mientras haya futbol y me quede dinerillo para las cañas del domingo con los amiguetes), y de ambas la mayoría de los españoles van sobrados. De ahí que sean los más felices de Europa.

Aunque, querido diario, también tengo otra teoría menos hiriente (o más, depende del cristal con el que el lector lo lea). Mis padres me han dicho siempre desde que era pequeño (y aun lo repiten de vez en cuando, aunque no les hago ni caso) que de puertas hacia fuera de casa sólo debemos mostrar a los demás que nos va de maravilla, aunque de puertas hacia dentro nos estuviéramos muriendo de hambre. La razón se basaba en lo que mi estimado Sánchez Dragó califica como dos de las características principales de los españoles: el cainismo y la envidia. Si a eso le sumamos el paletismo y el pueblerinismo peluquero, el resultado es obvio: es necesario demostrar que a uno le va bien aunque no sea así para despertar la envidia del chismoso vecindario y evitar que su cainismo nos acabe hundiendo. Y si alguien se atreve que me diga que esto es mentira…

Sin embargo no descarto que se trate de una mezcla de ambas.

P.D. No tiene desperdicio que además, dentro de España, Barcelona sea la ciudad “más feliz”.

Se van los mejores…

Querido diario:

He vuelto de vacaciones. Y traigo la maleta llena de noticias atrasadas. Empecemos por una de las más recientes.

Al PSOE se le van los mejores, o eso dicen. Aunque ser tuerto entre los ciegos no garantiza una visión adecuada ni óptima. De hecho yo me conformaría con decir que se van los que pueden dedicarse a otra cosa.

Mientras tanto, se quedan los que no sirven para nada, los que fuera de la política se morirían de hambre, los inútiles, los que no han tenido que trabajar nunca para ganarse el sueldo y los que sólo saben vivir de lujo con el puño en alto sin dar un palo al agua. Esta es la calidad de la democracia en España. Es la que les gusta a los españoles.

Y no te engañes, querido diario: al PP le ocurre exactamente igual, como a todos los partidos. Se van los que pueden ganarse la vida fuera, y se quedan los que no sirven para nada más.

Así les va al sur de los Pirineos.